Yogur en tarro o queso fresco abierto: ¿cuánto tiempo hay que conservarlos en la nevera para no poner en riesgo la salud?

¿Tienes un gran bote de yogur o queso fresco que ya se ha consumido y no estás seguro de si puedes seguir comiéndolo o no? Descubre hoy algunos valiosos consejos que pueden ayudarte a no poner en riesgo tu salud.

Para ahorrar, muchas familias prefieren comprar envases grandes de yogur o queso fresco en lugar de porciones individuales. Sin embargo, aunque estos envases grandes resulten económicos, no se pueden comer todos de una vez.

Por eso, es posible que tengas el resto del tarro en la nevera, sin saber cuánto tiempo podrás conservarlo una vez abierto el tarro.

Hoy vamos a darte algunos consejos prácticos para conservar correctamente los envases grandes de yogur y queso fresco y evitar el desperdicio de alimentos.

¿Cuánto tiempo puedo conservar un tarro de yogur o queso fresco una vez abierto?

¿Te preguntas cuánto tiempo debes conservar el yogur o el queso fresco una vez abierto el envase? La respuesta a esta pregunta depende de las condiciones de conservación.

Si desea conservar el yogur o el queso fresco durante mucho tiempo, simplemente póngalo en un lugar fresco. Una vez abiertos, puedes conservar estos alimentos hasta 10 días sin ningún riesgo para la salud.

Eso sí, tienes que cerrar bien el bote con su tapa. Si no tiene tapa, envuelve el tarro en papel de aluminio o alambre de cocina para conservarlo de forma óptima.

Haz como nuestras abuelas y coloca el tarro de yogur o queso fresco en el fondo del frigorífico. Así se conservará más tiempo.

¿Y si colocas el tarro de yogur o queso fresco a temperatura ambiente?

Si dejas el tarro de yogur o queso fresco a temperatura ambiente después de abrirlo, es fundamental que lo consumas en las dos horas siguientes a su apertura. De lo contrario, el producto abierto podría provocar una intoxicación alimentaria.

Las bacterias pueden proliferar muy rápidamente, lo que supone un peligro real para las mujeres embarazadas y los niños pequeños.

Y si no está seguro de si sus productos lácteos son seguros para el consumo, hay algunos signos importantes a los que debe prestar atención: sabor ácido, olor intenso o presencia de moho.