Esta hierba aromática es imprescindible a la hora de preparar un sinfín de sabrosas recetas con un sabor inigualable. La albahaca es imprescindible para cualquiera que tenga un balcón o un jardín. Si has recogido un poco más de albahaca de lo que esperabas, sin duda estarás buscando la manera de conservar el resto. Si estás pensando en congelarla, debes saber que no es una buena idea. ¿Por qué no?
Consejo del día: ¿por qué no debes congelar nunca la albahaca?
Conocida y apreciada por su intenso aroma, la albahaca puede perder rápidamente esta característica al congelarse. La temperatura del congelador elimina los aceites esenciales presentes de forma natural en las hojas. En otras palabras, el sabor quedará apagado.
Esta hierba aromática está llena de agua. Una vez congelada, se cristaliza. Como resultado de este cambio estructural, la albahaca se volverá pegajosa una vez descongelada. Además, al meterla en el congelador, las hojas se decoloran.
El frío favorece la oxidación y la decoloración. La albahaca no sólo pierde su sabor, sino también su color. Aunque utilices bolsas de congelación, el aire frío y seco no libra a la albahaca de estos efectos tan desagradables.
Si congelas albahaca, al ser una planta porosa, atraerá todos los olores presentes en el congelador. Como ves, la congelación no es la mejor forma de conservar esta hierba aromática.
¿Cómo conservar correctamente la albahaca?
La idea es combinar la albahaca con aceite de oliva de la siguiente manera:
- Mezcle las hojas con aceite de oliva virgen extra;
- Pon la mezcla en un tarro de cristal;
- Guárdelo en el frigorífico y listo.
El aceite de oliva es un conservante natural de sabores y aromas.