¿Busca una solución eficaz para eliminar esas desagradables manchas de óxido en el metal? Todo lo que necesita ya lo tiene en casa. Y los resultados le sorprenderán en sólo unos minutos.
Quitar las manchas de óxido del metal: algunos consejos caseros útiles
Para eliminar definitivamente las manchas de óxido del metal, no es necesario utilizar sprays antioxidantes, llenos de sustancias tóxicas. Basta con seguir los siguientes consejos.
Empezar con bicarbonato de sodio y vinagre. Combinando estos dos ingredientes, puedes acabar con las manchas de óxido. Pon una cucharada de bicarbonato de sosa en una taza y vierte encima dos cucharadas de vinagre para diluir el bicarbonato.
A continuación, moja un pincel en la mezcla y espárcela por las zonas oxidadas, esperando un rato. Después, retira los restos con una esponja húmeda y el metal volverá a brillar como nuevo.
También está el método del limón y la sal. Estos dos productos forman un arma infalible contra el óxido. Para ello, exprime un limón y pon el zumo en un cuenco. A continuación, añade una cucharada de sal y mezcla bien.
Sumerge un paño de microfibra en la solución y úsalo para frotar las manchas de óxido. Pasados dos minutos, retira los restos con una esponja húmeda. Las feas manchas habrán desaparecido por completo.
Puede que no sepas que incluso la cebolla es muy eficaz para eliminar las manchas de óxido. Es un eliminador de óxido natural con resultados impresionantes.
Corta la cebolla por la mitad y frota la mitad sobre el objeto oxidado. En unos minutos, podrás admirar el resultado: metal brillante y sin óxido.
¿Te creerías si te dijéramos que el papel de aluminio también puede ayudar a solucionar el problema del óxido? Es un truco casero muy sencillo: corta un trozo de papel de aluminio y envuélvelo alrededor de tu dedo. A continuación, empieza a frotar las manchas de óxido.
Cuando el papel de aluminio toque el metal, provocará una especie de reacción que hará que las antiestéticas manchas desaparezcan en un santiamén.
Por último, no olvides el truco de la patata, que sigue el mismo procedimiento que la cebolla. Basta con cortar la patata por la mitad y frotar la parte carnosa sobre las zonas oxidadas para eliminar las manchas de óxido.