Los albaricoques son una de las frutas estrella del verano. Una vez que nos hemos comido la pulpa, tenemos la desafortunada tendencia a tirar los huesos a la basura.
Pero se pueden reutilizar de formas que nunca imaginarías. Aquí tienes 4 ideas ingeniosas para reciclar los huesos de albaricoque.
Poco a poco empieza a llegar el verano. Con los días soleados, también nos alegramos de ver fruta fresca y colorida como los albaricoques en los puestos del mercado.
Esta fruta, deliciosamente dulce, puede comerse sola o prepararse como una auténtica delicia.
Eso sí, no tires los huesos de los albaricoques, porque pueden ser muy útiles.
Hacer aguardiente
Poca gente sabe que los huesos de albaricoque pueden transformarse en aguardiente. Para elaborarlo, coge una jarra grande y vierte 1 litro de agua y 600 g de azúcar. A continuación, añada 100 g de huesos de albaricoque. Se cierra herméticamente y se deja macerar durante unos 4 meses.
Transcurrido este tiempo, añada 10 cl de coñac o armañac a la mezcla y déjela reposar otros 2 meses. Transcurrido este tiempo, el aguardiente estará listo.
Sustitución de los huesos de albaricoque
Los huesos de albaricoque son similares a los huesos de melocotón. Puedes reutilizarlos para airear la tierra y proporcionar un buen drenaje en las macetas.
Si no tienes bolas de arcilla, utiliza simplemente huesos de albaricoque secos en las macetas y listo.
Hacer germinar un albaricoquero
Si te encantan los albaricoques, prueba a cultivar un albaricoquero a partir de los huesos. Para ello, coloca unos cuantos huesos en el molde y cúbrelos con un poco de tierra. Tendrás que esperar varias semanas antes de ver brotar pequeños retoños de los huesos.
Después, sigue cuidando tus nuevas plantas poniéndolas en una maceta más grande o en el suelo, y se convertirán en albaricoqueros.
Potenciar el sabor de la mermelada
¿Suele preparar mermelada de albaricoque? El secreto para potenciar su sabor es añadir unos cuantos huesos. ¿Cómo se hace? Tome 4 huesos y rómpalos para extraer las almendras que contienen. Ten cuidado de no dañar las almendras.
Después, añádelas a la mermelada mientras se cuece. Cuando la mermelada esté lista, puedes dejarlas en los tarros o retirarlas. Sin embargo, no deben comerse.