¿Cómo hacer brillar sus baldosas de cerámica?

Con el tiempo, las baldosas cerámicas se vuelven opacas y pierden brillo, a pesar de un mantenimiento regular. Muchos de ustedes optan por utilizar productos de mantenimiento que se venden en tiendas especializadas para devolver a sus baldosas su antiguo esplendor. Además del coste a veces excesivo de estos productos, también contienen sustancias químicas perjudiciales para la salud y, sobre todo, para el planeta.

Afortunadamente, hoy en día existen soluciones naturales, ecológicas y baratas que son la mejor alternativa a los productos químicos. Te sorprenderá lo eficaces que pueden ser estos consejos para que tus baldosas cerámicas brillen.

Bicarbonato: tu mejor aliado para limpiar tus baldosas cerámicas

El bicarbonato de sodio es un producto doméstico que hace milagros por toda la casa. En el baño, en el aseo o en la cocina, este producto natural es eficaz en casi todas partes. Como desincrustante, el bicarbonato de sodio puede utilizarse para devolver el brillo a tus azulejos de cerámica.

Para ello, empieza por eliminar toda la suciedad de los azulejos con un cepillo o una aspiradora. A continuación, mezcla un litro de agua caliente con 3 cucharadas de bicarbonato sódico. Vierte la mezcla sobre la superficie alicatada. Deja actuar unos minutos y pasa un paño limpio. Verá que sus baldosas brillan tanto como el día en que se colocaron.

Limón: ¡una opción natural y económica!

Para que tus baldosas cerámicas brillen, opta por un producto natural y económico como el limón. El limón es conocido por sus propiedades desincrustantes. Por eso se utiliza habitualmente para el mantenimiento de la casa y sus alrededores. Para eliminar el aspecto apagado de tus azulejos, empieza por preparar y limpiar la superficie alicatada.

Elimine el polvo y la suciedad con una aspiradora o un cepillo. A continuación, exprima el zumo de dos limones en un litro de agua y añada una cucharada de vinagre blanco. Vierta esta mezcla sobre el suelo a limpiar y, a continuación, pase un paño. Termine la limpieza con un paño limpio ligeramente humedecido.

Estos dos consejos son totalmente ecológicos y fáciles de hacer. Además, ¡no hace falta gastarse una fortuna para llevarlos a cabo!