¿Zapatos demasiado ajustados? No es necesario devolverlos ni tirarlos: aquí tienes algunos consejos para llevarlos sin sufrir

¿Tus zapatos te aprietan demasiado y te duelen los pies? A continuación se explica cómo solucionar el problema sin verse obligado a tirarlos.

Los zapatos son un accesorio increíblemente importante y muchas personas están dispuestas a gastar mucho dinero para adquirir determinados modelos. Existen innumerables modelos diferentes de zapatos y el estilo, color y forma suelen reflejar el carácter de las personas que los usan.

Evidentemente, con el tiempo los zapatos pueden estropearse y nos vemos obligados a deshacernos de ellos, pero en determinadas situaciones podemos hacer algo diferente, darles nueva vida. Si crees que un par de zapatos ajustados es necesariamente inútil, será mejor que cambies de opinión. Aquí tienes los consejos para volver a utilizar zapatos ajustados y seguir usándolos durante mucho tiempo.

1. Papel
El primer remedio para intentar solucionar este problema utiliza papel normal.

Seguramente te habrás dado cuenta que cuando compras zapatos estos contienen papel arrugado en su interior. El objetivo de este procedimiento es evitar que los zapatos se deformen y el papel permite que el zapato mantenga su forma.

Para utilizar el papel como “aliado”, habrá que conseguir una buena cantidad del mismo, arrugarlo y remojarlo en un poco de alcohol. Una vez hecho esto, solo tendrás que introducir la bola de papel directamente en tu zapato, haciéndola llegar hasta la punta. Déjalo reposar toda la noche y el alcohol actuará sobre el material del zapato, permitiendo que se ensanche ligeramente y solucionando el problema de los zapatos demasiado apretados.

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2. Patata
Un segundo truco, perfecto para problemas de este tipo, utiliza una patata muy común.

Este método es más adecuado para zapatos de cuero y, por lo tanto, debes evitar usarlo con zapatos hechos de otras telas. El almidón en el que es rica la patata tendrá una acción suavizante sobre la piel y hará que el zapato sea más ancho.

Corta una o dos patatas y envuélvelas en un paño de cocina o en un periódico. Luego insértalos en los zapatos y también en este caso déjalos pasar una noche. Por la mañana notarás que el interior del zapato habrá cedido ligeramente y permitirá que tu pie esté perfectamente cómodo.