El kiwi es una fruta muy popular entre jóvenes y mayores. Nos encanta su sabor delicadamente ácido y su alto contenido en vitamina C. Pero lo que no sabías es que no sólo la pulpa es beneficiosa, sino también la piel. Así que no tires la cáscara del kiwi y descubre qué puedes hacer con ella.
Cuando disfrutas de los kiwis de noviembre a mayo, la piel suele acabar en la basura o en el compost porque se considera un residuo inútil.
Sin embargo, te sorprenderá saber que esta corteza esponjosa del kiwi es perfectamente comestible. Y con razón: es una fuente inagotable de nutrientes saludables.
Así que, para disfrutar de todos los beneficios de esta fruta, deja de pelarla y cómetela directamente con piel. Matarás dos pájaros de un tiro: reducirás los desperdicios y te llenarás de nutrientes.
¿Por qué es beneficiosa la piel del kiwi?
La piel del kiwi es mucho más rica en fibra que la propia pulpa. Por lo tanto, puede combatir el estreñimiento. Además, la piel contiene cantidades generosas de vitaminas A, C y E, que refuerzan el sistema inmunitario y aportan una buena dosis de energía.
La piel del kiwi también es una buena fuente de flavonoides. Éstos son conocidos por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias e inmunoestimulantes.
Y no olvidemos su alto contenido en potasio y omega-3, que ayudan a regular el sistema vascular. Con todos estos beneficios, ¡puede que te animes a comer kiwis con piel!
¿Cómo comer kiwi con piel?
¿Te preguntas cómo comer la piel del kiwi, que está llena de pelitos? Empieza por lavar bien la fruta y secarla.
A continuación, coge un paño o una toalla limpia y frota la piel enérgicamente para eliminar los pelitos. Inmediatamente después, puedes comer la fruta sin preocupaciones. Lo ideal es elegir kiwis ecológicos sin pesticidas.
¿Cómo reciclar las pieles de kiwi si no quieres comértelas?
Si no puedes tragarte la piel esponjosa, no la tires: puedes reciclarla de otras maneras.
Por ejemplo, pon las pieles limpias del kiwi en una simple jarra de agua para aromatizarla. También puedes cocerlas en el horno con azúcar o miel para obtener sabrosas patatas fritas.