¿Le gusta la jardinería? Por fin ha llegado la primavera y es hora de cultivar tus hortalizas favoritas en el huerto, como los tomates, por ejemplo. Desde los tomates cherry hasta los corazones de buey y los Roma, plantar tomates es divertido y bastante fácil. Sin embargo, hay que tener en cuenta las condiciones climáticas y la forma de tratar los tomates.
Si quieres que tus tomates crezcan rápido y produzcan una cosecha abundante, debes basarte en algunos consejos de jardineros profesionales.
Entre ellos está el agua de calcio, un fertilizante líquido natural que potencia el crecimiento de los tomates. También está la cáscara de huevo, muy beneficiosa para tus tomates. A continuación te explicamos cómo.
¿Por qué utilizar cáscaras de huevo en los tomates?
Según los especialistas, las cáscaras de huevo son un gran aliado para los tomates, ya que les ayudan a crecer en las mejores condiciones posibles y a producir frutos de calidad. Para ello, evita tirar las cáscaras de huevo y reutilízalas en el huerto para abonar tus tomates.
Las cáscaras de huevo son ricas en minerales, sobre todo en calcio. Por ello, pueden utilizarse como abono natural para nutrir la tierra sin gastar un céntimo. Además, el calcio es un elemento importante para proteger las tomateras contra la podredumbre.
Es más, si pones trozos de cáscara de huevo alrededor de los tallos de tus plantas, los caracoles y las babosas no se acercarán. Las cáscaras de huevo forman una especie de barrera y estos bichos no se atreverán a atravesarla por miedo a resultar heridos.
¿Cómo preparar las cáscaras de huevo para abonar los tomates?
- Antes de plantar tu tomatera en la tierra, rompe las cáscaras de huevo y ponlas en el agujero en lugar de utilizar abono químico. Después entierra tu tomatera y riega.
- También puedes mezclar compost y cáscaras de huevo para abonar tus tomates.
- ¿Y para preparar el agua de calcio? He aquí cómo. Limpia las cáscaras, tritúralas y mézclalas con vinagre en una proporción de 1:1. Deja reposar 4 semanas. Déjalo reposar durante 4 semanas, agitando la mezcla todos los días. Transcurrido este tiempo, dispondrás de un abono natural. Para utilizarlo, diluye una cucharada de la solución en un litro de agua. A continuación, pulveriza la mezcla por todas las plantas.