Cada día, millones de personas comienzan el día con una taza de café caliente y humeante. Esta bebida en particular es una de las más queridas en nuestro país e incluso en todo el mundo.
El café puede darnos el “sprint” que necesitamos para empezar nuestra rutina de la mejor manera posible, o si se bebe a lo largo del día se convierte en un placer para disfrutarlo tanto solo como en compañía.
Evidentemente sucede muchas veces que ponemos la cafetera al fuego y no consumimos del todo el café que hemos preparado. Mucha gente simplemente lo tira, mientras que otros lo guardan para beberlo más tarde, quizás recalentándolo un poco.
Pero ¿cuáles son los pros y los contras de este sencillo procedimiento? Guardar los restos de café del día anterior en el frigorífico o en un cazo sin duda evita perder tiempo y limita el desperdicio de esta bebida.
Si vertiste el café en un recipiente hermético antes de guardarlo en el frigorífico, puedes estar seguro de que su sabor no se habrá visto comprometido. Sin embargo, si no has seguido este procedimiento, una vez calentado habrá perdido su sabor.
La mayor parte del sabor del café proviene de su preparación fresca y después de 30 minutos comienza a deteriorarse. Exponer el café al aire no hace más que generar su oxidación y por tanto su sabor empeorará volviéndose amargo o ácido.
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Según algunas investigaciones, no es recomendable calentar el café porque algunos de sus componentes están alterados lo que puede ser perjudicial para el organismo. El café contiene ácido clorogénico que, si se somete al calor, se descompone y se convierte en ácido cafeico y ácido quínico, dos sustancias que pueden provocar problemas gástricos.
Por lo tanto, evite calentar esta bebida en la estufa o en el microondas, bébala solo cuando esté caliente o, si se guarda con cuidado, directamente fría.
Si quieres guardar el café y mantenerlo caliente sin problemas, utiliza un termo. Este artículo no sólo preservará el aroma de tu café, sino que te ayudará a mantenerlo caliente por mucho más tiempo de lo normal.