Peladuras de manzana: ¡es un gran error tirarlas! Te sorprenderá lo que puedes hacer con ellas.

Una vez que conozcas sus ventajas y las muchas formas de reutilizarlas, no volverás a tirar las cáscaras de manzana.

La manzana es una de las frutas más consumidas del mundo. Sin embargo, no todo el mundo aprovecha al máximo sus propiedades. Quienes optan por comer manzanas peladas se pierden algunos de sus grandes beneficios, ya que en la piel se concentra la cantidad adecuada de nutrientes. Si aun así decides comerla sin piel, al menos no la tires. Aquí tienes algunos consejos y trucos para reutilizar inteligentemente las peladuras de manzana.

Cáscaras de manzana: ¡no las tires! Descubre qué puedes hacer con ellas

Es aconsejable reutilizar las cáscaras de manzana sólo si estás seguro de su origen o si son ecológicas. Las manzanas son una de las frutas que más pesticidas utilizan, que se esparcen principalmente por la cáscara. Otra opción es lavarlas con agua y bicarbonato de sodio, como recomienda un estudio reciente de la Universidad de Massachusetts. Éste explica que el bicarbonato sódico es capaz de eliminar la mayoría de los residuos de pesticidas de las manzanas y la fruta.

La cáscara de manzana ayuda a fortalecer el sistema cardiovascular gracias a su alta concentración de flavonoides. La pectina que contiene desempeña un papel importante en el control de la hipercolesterolemia al reducir los niveles de colesterol en sangre. También contiene una cantidad significativa de quercetina. Esta sustancia tiene un gran efecto tónico sobre el corazón y ayuda a mejorar la circulación.

Gracias a su riqueza en quercetina, considerada uno de los antioxidantes más potentes, y polifenoles conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, antidiabéticas y anticancerígenas, la piel de la manzana ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel al neutralizar los radicales libres.

Comer manzanas mejora la concentración y la memoria. La piel de esta fruta es capaz de mejorar la función cerebral manteniendo la memoria activa y previniendo además posibles daños neurológicos.

Gracias a sus propiedades gelificantes y emolientes, la pectina presente en la piel de la manzana favorece la función intestinal ayudando a digerir mejor los alimentos. Además, su alto contenido en ácido ursólico contribuye a reducir la acumulación de grasa.

Como dice el refrán: “Una manzana al día mantiene alejado al médico”. Pero para disfrutar realmente de todos sus beneficios, hay que comerla con piel. Lo más fácil y práctico es comer la fruta al natural, pero lavando bien la piel.