Al final del verano, muchos de nosotros disfrutamos degustando estas deliciosas bayas. Se pueden preparar de muchas maneras, como postre en una tarta, en una mermelada casera o en una salsa para acompañar sus platos de carne. ¡Son una auténtica delicia! Sin embargo, cuando quieres comerlas, tienes que comprarlas a un precio muy alto. Y entonces no puedes cumplir tu sueño de tener un desayuno dulce y gourmet.
Pero hay una solución: ¿y si cultivaras tus propios arándanos en casa? Es una idea estupenda que te permite disfrutar de estas apetitosas bayas en cualquier momento y ahorrar mucho dinero en la compra. Además, podrás comer fruta natural y sin pesticidas. Descubre en esta guía algunos consejos prácticos para cultivar tus propios arándanos.
Elija la variedad adecuada
Antes de empezar a cultivar tus propios arándanos, debes hacer una investigación personal para averiguar qué especie se adapta mejor al clima de tu región. Si vive en regiones más frías, opte por variedades resistentes a las heladas, como Northland o Atlantic.
En cambio, otras especies como Ivanhoe o Darrow disfrutan de temperaturas templadas. Sin embargo, es posible plantar dos variedades diferentes y cosecharlas en dos momentos distintos. De este modo, podrá recoger sus frutos de julio a octubre.
Evalúe la acidez de su suelo
Para cultivar un arbusto de arándanos, debes comprobar la acidez de tu suelo. Lo ideal es que el pH esté entre 4 y 5. Si, tras la prueba, compruebas que a tu suelo le falta acidez, debes enterrar agujas de pino en el hoyo donde plantes tus arándanos para aumentar de forma natural la acidez del suelo.
Si la tierra no es lo bastante adecuada para cultivar tus arándanos, puedes ponerlos directamente en una maceta. De este modo, podrás adaptar la tierra a las necesidades de tu planta.
Elija la mejor ubicación
Los arándanos son plantas que necesitan una buena dosis de luz para crecer bien. También les gustan los suelos ligeros y arenosos. Si quieres plantarlos, hazlo en septiembre.
En cuanto a la ubicación, coloca tus arándanos en un lugar soleado, pero a la sombra en verano para evitar una exposición excesiva al sol. Si cultiva varias plantas al mismo tiempo, sepárelas un metro para que puedan desarrollarse correctamente.