Los limones congelados son una excelente solución para evitar tener que lidiar con cítricos demasiado maduros que luego se convierten en un desperdicio. Disfruta de limones frescos en cualquier momento simplemente congelándolos. He aquí cómo hacerlo.
Limones congelados: un consejo popular
En lugar de acabar con limones enmohecidos y peligrosos para la salud, opta por guardarlos en el congelador siguiendo estos pasos:
- Corta los limones en trozos después de lavarlos bien;
- Mételos en una bolsa de congelación y ciérrala bien;
- Mételos en el congelador y sácalos cuando los necesites;
- Descongelar al sol durante unos minutos o utilizar el sistema anticongelante del microondas.
¿Por qué comer limones sin descuidar la cáscara?
Debido a su acidez, puede resultar bastante difícil comer limones como tales. Si cree que la parte interior, que contiene el zumo del cítrico, es la más importante, se equivoca.
Es cierto que el zumo del limón es una auténtica mina de oro porque es rico en vitamina C, así como en antioxidantes, pero no debes subestimar la cáscara.
De hecho, esta cáscara también ha demostrado su valor en términos de beneficios para la salud.
A partir de ahora, es absolutamente imprescindible no tirar la cáscara a la basura, ya que se trata de un residuo ecológico de gran valor. De hecho, se estima que es 10 veces más potente que el zumo que contiene.