La higuera: ¡un árbol sin igual!

La higuera es uno de los árboles más antiguos del mundo. Mientras que Adán y Eva utilizaban sus grandes hojas para ocultar su desnudez, los carnosos higos eran conocidos como frutos llenos de nutrientes y eran adorados por los atletas griegos en los primeros Juegos Olímpicos.

La higuera soporta el calor extremo

La higuera no teme las altas temperaturas. Es un árbol que aprecia el calor de forma natural, ya que procede de regiones tropicales y de la cuenca mediterránea. Los rayos del sol les ayudan a florecer.

El resultado es una higuera con hojas más verdes y densas y frutos más grandes y dulces. Sin embargo, ten en cuenta que tu árbol necesita un poco de agua.

Para que esté a gusto, hay que mantener sus raíces húmedas. No olvide regar su árbol durante la canícula para evitar que sufra.

La polinización se produce de una manera particular

En el interior del higo se pueden ver las semillas y los futuros frutos. Por desgracia, el viento es incapaz de dispersarlos de forma natural. Ahí es donde las mini avispas entran en acción para ayudar.

Este insecto entra en el receptáculo del sicono por una pequeña entrada, eliminando sus alas y antenas. Una vez dentro, el insecto pone sus huevos. Cuando los huevos estén listos, saldrán de su refugio completamente envueltos en polen. Se trata de una relación mutua entre la higuera y los polinizadores.

Raíces concretas

La higuera tiene raíces fibrosas muy largas y más abundantes que sus ramas. Algunas raíces crecen verticalmente en el suelo, mientras que otras lo hacen horizontalmente por la superficie a lo largo de varios metros. De hecho, este crecimiento inusual puede suponer un peligro para las casas cercanas al árbol.

Los khasis, un pueblo del noreste de la India, han intentado levantar las raíces de la higuera. Para ello, colocaron las raíces jóvenes en tallos de bambú para dirigir su crecimiento.

Una savia especial para combatir las verrugas

Las ramas de la higuera están llenas de una savia blanca muy eficaz para combatir verrugas y callos. Para ello, aplica una gota de este líquido en las zonas a tratar y, a continuación, cúbrelas con una venda. Repita la operación hasta que la verruga haya desaparecido por completo.