Como aparato de cocina que recibe mucho uso semanal, el horno es fácilmente propenso a acumular suciedad. La causa son las salpicaduras de aceite y los restos de comida que se solidifican o carbonizan con el calor. Estos depósitos afectan a la estética del horno, además de favorecer la propagación de olores desagradables. Sin embargo, el mayor riesgo es para su salud. Por eso es importante realizar un mantenimiento regular de los compartimentos interiores y exteriores del horno. Pero si el daño ya está hecho, aquí tienes la solución al problema.
¿Qué debe hacer primero?
En primer lugar, es aconsejable liberar todos los componentes del horno, es decir, las rejillas de cocción, pero también las de las paredes laterales.
Límpialas a fondo siguiendo estos pasos al pie de la letra:
- Vierte agua caliente en un barreño y añade unas gotas de jabón lavavajillas;
- Añade un vaso de vinagre;
- Deja que estos componentes se impregnen;
- A continuación, utilice un cepillo para limpiar los residuos sólidos.
Incrustaciones en el horno: coge el producto desengrasante de la cocina
Para limpiar el horno, puedes recurrir a tu detergente favorito. Retira primero la suciedad más visible y accesible. Después, rocía las paredes y el fondo con el detergente.
También puedes optar por una solución a base de vinagre, con una parte de vinagre y tres de agua caliente. A continuación, añade unas gotas de detergente líquido.
Después viene la parte más difícil del trabajo. Tienes que seguir estos pasos al pie de la letra:
- Coge varios trozos de papel absorbente;
- Si no se pegan, rocíalos con un poco de detergente;
- Colócalos también en la puerta y ciérrala suavemente;
- Espera 30 minutos y la suciedad se transferirá al papel;
- Ponte guantes y retira toda la suciedad posible con las piezas;
- Termine con un paño húmedo y más detergente;
- Debería ver algo de suciedad reblandecida que puede limpiar con un paño húmedo;
- Aclare y limpie la suciedad;
- Deje secar y su horno quedará como nuevo.
