Cuando se piensa en huevos, lo primero que viene a la mente es el riesgo de contaminación por salmonela. Así que hay que estar atento al cocinar este alimento para evitar cualquier proliferación bacteriana. Sin embargo, pocas personas saben que otro pequeño gesto antes de cocinarlos también puede aumentar el riesgo de contaminación.
Los huevos son uno de los alimentos más consumidos en el mundo. Sin embargo, aunque son un alimento muy fácil de cocinar, hay que tener cuidado con los errores recurrentes, ya que algunos pueden ser fatales. Incluso hay un gesto inofensivo que deberías desterrar de tu rutina diaria.
La doctora en Virología e Inmunología Océane Sorel compartió un vídeo en su cuenta de Instagram @thefrenchvirologist sobre la popular prueba del huevo en un vaso de agua.
En realidad, esta técnica permite hacerse una idea de la frescura del huevo. Según esta experta, esta prueba “tiene sentido porque la bolsa de aire se forma con el tiempo” y “cuanto más grande es la bolsa de aire, más flota el huevo, menos fresco es”.
Huevos: hay que cocinarlos bien
Puede parecer una prueba trivial, pero entraña muchos riesgos. La cáscara del huevo es “una estructura porosa impermeabilizada por la presencia de una cutícula que bloquea los poros e impide que las bacterias penetren en el interior del huevo, y el lavado de los huevos elimina esta cutícula”.
Y añade que “los huevos, al igual que las gallinas, suelen ser portadores de salmonela” y que “si se elimina la cutícula, las bacterias penetran y contaminan el huevo en lugar de permanecer en la superficie”.
En consecuencia, “mojar la cáscara favorece la penetración de las bacterias en el huevo”. Por eso hay que cocer bien el huevo después para eliminar todas las bacterias. Evite comerlos crudos o poco cocinados.