A menudo te sorprendes al comprobar que tu sal es difícil de usar porque está muy húmeda. Pues bien, este viejo truco de la abuela te permite secarla y devolverle todo su poder para realzar el sabor de tus distintas preparaciones. Además, ¡se trata de un ingrediente insospechado!
¿Estás preparando un sabroso plato de pasta o un delicioso guiso y, justo cuando vas a sazonarlo, te das cuenta de que la sal está completamente compactada y no puedes utilizarla? Todo se debe a la humedad.
La sal se considera un producto higroscópico, lo que significa que puede absorber el agua y el vapor de agua que circula en la atmósfera. No es casualidad, pues, que la sal se utilice para fabricar deshumidificadores domésticos.
Si tu sal se solidifica, ¡no la tires! Hay un truco ingenioso que encantaba a nuestras abuelas y que consiste en eliminar el exceso de humedad de tu condimento favorito. Basta con poner unos granos de arroz en el salero y ¡listo!
¿Cómo se quita la humedad de la sal?
Coge el salero y ábrelo.
Echa unos granos de arroz. La cantidad depende del contenido de humedad de la sal.
A continuación, remueve con el brazo de una cuchara. O cierra el salero y agítalo enérgicamente.
Al cabo de unas horas, la sal habrá recuperado su aspecto normal.
Ahora retira los granos de arroz o déjalos dentro.
Gracias al ingenioso método de la abuela, ahora tienes una idea de por qué algunos restaurantes ponen granos de arroz en los saleros de sus mesas.
