
Con la llegada de la temporada de frío muchos se preparan para encender la calefacción, pero existen métodos alternativos para mantener las habitaciones calientes. Una de ellas es utilizar una botella de agua para colocarla al lado del radiador. Esta técnica, redescubierta con el tiempo, promete prolongar la sensación de calidez en el hogar, permitiendo apagar antes la calefacción y contribuyendo al ahorro en la factura. La idea detrás de este método es que el agua, gracias a su notable capacidad de acumular calor, pueda retener el calor emitido por el radiador y posteriormente liberarlo lentamente al ambiente, incluso después de apagar la calefacción.

El funcionamiento de este sistema se basa en principios físicos bien definidos. Sin embargo, es fundamental considerar que la efectividad de esta práctica puede variar mucho dependiendo de las condiciones ambientales específicas. La termodinámica del intercambio de calor es un tema complejo influenciado por varios factores.
El mecanismo de calentamiento mediante una botella de agua.
El principio detrás del uso de botellas de agua es similar a enfriar una habitación usando hielo frente a un ventilador. En este caso el objetivo es otro: se trata de prolongar la distribución del calor en el tiempo. El agua, de hecho, tiene una notable capacidad para retener el calor , necesitando una cantidad importante de energía para elevar su temperatura y, a la inversa, liberando calor gradualmente cuando la temperatura disminuye. Este fenómeno se conoce como calor específico alto.
Para aclarar, un kilogramo de agua a temperatura ambiente debe ceder aproximadamente 4180 julios de energía para que su temperatura baje un grado Celsius. En comparación, el aire a una temperatura similar pierde poco más de 1000 julios por el mismo descenso de temperatura. Esto significa que el agua tarda más en enfriarse que el aire.

Esta es también la razón por la que las zonas costeras o cercanas a grandes masas de agua tienden a mantener inviernos más suaves. Los mares liberan lentamente el calor acumulado durante los meses de verano, y la colocación de botellas de agua junto a los radiadores replica este fenómeno en un contexto doméstico. Es importante señalar, sin embargo, que el uso de botellas de agua no aumenta la temperatura de la habitación; más bien, absorben calor que de otro modo calentaría el aire. La verdadera utilidad de esta práctica reside en la capacidad que tiene el agua de liberar calor de forma lenta y constante , permitiendo apagar la calefacción antes de lo esperado.
Aplica el método de la botella de agua en tu espacio
Para obtener resultados apreciables es necesario disponer de una cantidad adecuada de agua. Es posible utilizar varias botellas o utilizar una botella grande, incluso de plástico, llenándola por completo. Para que te hagas una idea, una habitación de aproximadamente 50 metros cúbicos contiene aproximadamente 60 kilogramos de aire; para acumular la misma cantidad de calor que podría absorber esta masa de aire se necesitarían aproximadamente 15 litros de agua.
Si se desea aumentar la humedad del ambiente se pueden utilizar botellas abiertas. Por el contrario, las botellas cerradas desprenderán calor pero mantendrán el aire seco. Desde un punto de vista térmico, el aire húmedo puede aumentar ligeramente el calor específico del agua, haciendo que ésta acumule y pierda ligeramente calor. Además, un aire más húmedo ayuda a mejorar el índice de confort, ya que ralentiza el proceso de evaporación en la piel.
Para saber si esta técnica funciona en tu entorno doméstico, la única forma es realizar pruebas y observar los resultados. Cada hogar es diferente, y la efectividad de este método puede variar dependiendo de las características específicas de los espacios y las condiciones climáticas.