El calabacín es una de las hortalizas de la misma familia que el pepino, la sandía y el melón. Fueron los árabes quienes popularizaron esta hortaliza en la región mediterránea.
Si echamos un vistazo a los ingredientes del calabacín, encontraremos agua, hidratos de carbono, fibra y proteínas.
Muy baja en calorías, esta hortaliza también contiene una buena cantidad de vitamina C, A y betacaroteno. También contiene luteína y zeaxantina.
Si no tienes tu propio huerto, puedes cultivar calabacines en casa para aprovechar todas sus propiedades.
De hecho, puedes cultivar calabacines sin huerto. De esta forma, podrás tener verduras frescas y ecológicas sin gastarte un céntimo. Además, también puedes comer las flores de esta hortaliza.
Cómo cultivar calabacines paso a paso
Empieza por elegir una maceta de 45 cm de ancho y 25 litros de capacidad. Debe tener agujeros de drenaje. No obstante, también puedes optar por macetas pequeñas para la siembra y posterior trasplante en macetas más grandes.
A la hora de elegir la maceta definitiva, ten en cuenta el tamaño de los calabacines, que puede ser de hasta un metro cuadrado.
También puedes reciclar bolsas grandes para cultivar calabacines. Para desplazarte de forma práctica, elige una base de madera con ruedas. También puedes reutilizar un palé y colocarle pequeñas ruedas en la base.
Una vez elegida la maceta, vierte un poco de grava o virutas de madera en el fondo para mantenerlo húmedo. A continuación, añade tierra para macetas.
Ya sean semillas o plantones, haz un agujero en la tierra con las manos y coloca 5 semillas o unos cuantos plantones y cúbrelos con tierra. Así te asegurarás de que la planta germina. A continuación, riega la maceta.
Coloca la maceta en un rincón bien ventilado y con abundante luz solar durante todo el día.
No olvides mantener las plantas húmedas, pero sin excederte para no dañarlas.
Si cuidas bien tus plantas de calabacín, empezarán a florecer y a producir frutos. Dependiendo de la variedad plantada, podrás cosechar 40 días después de la siembra.
