Los pepinos son unas verduras muy utilizadas en la cocina, tanto por su sabor fresco como porque son perfectos sobre todo para quienes siguen una dieta hipocalórica ya que están compuestos en un 95% únicamente por agua.
Además, tienen en su interior propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y depurativas, precisamente por el nivel de agua presente en su interior. Son una excelente fuente de fibra, vitaminas y sales minerales como magnesio, potasio, fósforo y vitaminas B6, C y K.
Aunque es habitual cultivarlas en el jardín, no todo el mundo sabe que también es posible cultivarlas en macetas, teniendo así la oportunidad de tenerlas siempre disponibles aunque tengas un simple balcón.
Una de las pocas precauciones a tener en cuenta es que la planta del pepino, para crecer óptimamente, necesita una cantidad considerable de sol y, en consecuencia, es bueno conocer la exposición de nuestro balcón y si está bien resguardado de la lluvia y el viento. enemigos de esta verdura.
Lo primero que debemos hacer es conseguir las semillas para plantar, eligiendo la variedad que prefiramos. Si no dispones de un espacio demasiado amplio es recomendable optar por pepinos pequeños, para que la zona de cultivo no sea un problema.
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La tierra utilizada dentro de la maceta debe ser muy nutritiva, ya que los pepinos tienen una gran necesidad de nutrientes para crecer en su mejor momento. Al ser una planta trepadora, también es importante que tengan un lugar donde agarrarse durante el crecimiento; También serán suficientes palos finos y largos en los que la planta pueda enredarse.
Necesitan agua, pero nunca la tierra debe estar demasiado empapada, ya que esto podría provocar que la planta se pudra. Es importante no mojar nunca las hojas y por tanto sólo regar la tierra.
Por último, son plantas delicadas y especialmente sensibles al frío y a las bajas temperaturas, por lo que conviene iniciar su cultivo con la llegada de buenos días y temperaturas más elevadas, para no correr el riesgo de estropearse.