
ener una casa desordenada genera en nosotros una sensación de angustia y ansiedad que puede afectar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso es importante, cuando hayas superado el límite, tomarte un tiempo y hacer una reorganización general. Hoy veremos los pasos para devolver la armonía a una habitación desordenada en solo 30 minutos.

Hace poco hablábamos de las señales que nos indican cuándo tenemos demasiados objetos en casa y es momento de recurrir al “ decluttering ”, es decir, tirar todo aquello que sobra y así poder reorganizar nuestros espacios. No siempre tenemos el tiempo y la paciencia para realizar un trabajo preciso, por eso es importante establecer un cronograma y fijar objetivos.
El primer paso es elegir una habitación desordenada y darle una limpieza general y superficial . Así que tomemos una bolsa de basura y tiremos todos los residuos más visibles (objetos rotos, paquetes vacíos, pañuelos usados, etc.).

El siguiente paso es meter todos los objetos que no están en la habitación correcta en un contenedor, caja de cartón u otro. Lo pondremos en un rincón y agregaremos cosas cuando las tengamos en nuestras manos. Los expertos sugieren entonces preparar tres cajas más , o bolsas, donde dividiremos las cosas que guardamos , las que decidimos donar y las que se van a tirar . De vez en cuando, detengámonos y dejemos ir lo que hemos acumulado. Por ejemplo, llevamos en el coche las cosas que queremos donar, en los cubos de basura las cosas que queremos tirar y las cosas que queremos conservar las volvemos a poner en su lugar.
Para optimizar el tiempo y la energía y maximizar los resultados es importante mantener una alta concentración . Así, además de elegir sólo una habitación a la vez, podemos elegir una parte específica de ella. Por ejemplo, si estamos en un dormitorio, primero guardamos todo el armario y la ropa, luego el escritorio y todos los objetos que van sobre él y así sucesivamente.
Por último, para hacer todo menos aburrido, busquemos un truco divertido que nos mantenga activos. Quizás pongamos algo de música ligera o escuchemos un podcast. Nada, sin embargo, que capte nuestra atención más de lo necesario y haga que nuestro nivel de concentración descienda.