Las esponjas son accesorios cotidianos muy útiles, sobre todo en la cocina. Se utilizan no sólo para fregar, sino también para limpiar diversas superficies y las manos. Sin embargo, poca gente se da cuenta de que las esponjas tienen algunas funciones extrañas. Una de ellas es su uso en el jardín. Así que deja de tirar las esponjas de fregar usadas y recíclalas en tu jardín.
La esponja es un elemento muy preciado en la cocina. Pero al estar en contacto constante con el agua, puede convertirse rápidamente en un caldo de cultivo de bacterias. Por eso hay que sustituirlas con regularidad. Sin embargo, no tires las esponjas viejas que ya no utilices, porque puedes reutilizarlas estupendamente. ¿Cómo puedes hacerlo? ¡Recíclalas en el jardín con este original método!
Esponja lavavajillas usada: ¡utilízala en el jardín!
¿Te has dado cuenta de que tu esponja está gastada y piensas cambiarla por una nueva? Si aún no está completamente arrugada, puedes desinfectarla y utilizarla para cuidar tu jardín.
Es una forma muy práctica de mantener tus plantas hidratadas.
Empieza poniendo unas gotas de lejía en un recipiente lleno de agua. A continuación, sumerge la esponja en la solución durante una hora para desinfectarla por completo y aclárala.
A continuación, corta la esponja en trozos pequeños. Mézclalos con la tierra y la perlita.
Cuando la mezcla esté lista, puedes utilizarla para cubrir la tierra de tus plantas antes de regarlas. La perlita es un ingrediente que permite airear la tierra a la vez que mejora el drenaje. En cuanto a la esponja, mantendrá tu planta bien hidratada.
También puedes utilizar la esponja para hacer crecer nuevas semillas. Para ello, coge la esponja, empápala en agua y colócala sobre un recipiente plano. A continuación, haz un agujero en el centro de la esponja y entierra en él las semillas. A continuación, envuelve la esponja en film de plástico. A continuación, coloca tu semillero en un lugar cálido.
Para ayudar a que tus semillas germinen, no olvides rociar la esponja con regularidad para mantenerla húmeda. Al cabo de unas semanas, tus semillas mostrarán algunas raíces. Cuando veas que tus nuevos brotes se vuelven vigorosos, puedes plantarlos en una maceta o en el suelo, ¡como prefieras!
