¿Cómo limpio el radiador antes de encenderlo y sin desmontarlo?

Los radiadores son los electrodomésticos favoritos de la temporada de invierno. Proporcionan confort y calor después de un frío día al aire libre.

Sin embargo, necesitan un gran mantenimiento para mantenerlos siempre limpios y no comprometer su rendimiento.

Para limpiar todo el radiador, no es necesario utilizar detergentes comerciales. Sólo tienes que seguir estos sencillos pasos sin desmontarlo y tu electrodoméstico estará limpio.

Antes de limpiar

Limpiar el radiador no es una tarea agotadora si no descuidas este paso fundamental: ¡eliminar todo el polvo!

Como la mayoría de los radiadores tienen ranuras estrechas, es un poco difícil quitarles el polvo. Sin embargo, puedes optar por estos dos consejos.

  • Coloca un paño de microfibra húmedo detrás del radiador y otro debajo. A continuación, enciende el secador de pelo a temperatura media. Pásalo por toda la superficie, especialmente donde haya espacios reducidos.
  • El otro truco muy interesante sólo requiere el uso de una toalla. Haz un nudo en la esquina de la toalla, introdúcela en las ranuras y deslízala por las ranuras de tu aparato.

Existen diferentes tipos de radiadores. Sin embargo, hay dos tipos principales que se utilizan en los hogares: los de hierro fundido y los de aluminio.

Radiadores de hierro fundido

Los radiadores de hierro fundido son aparatos delicados. Por eso hay que utilizar bicarbonato sódico y jabón de Marsella.

Lo que tienes que hacer es mezclar 1 cucharada de bicarbonato sódico con 1 cucharada de jabón en escamas disuelto al baño maría.

Cuando tengas una mezcla espesa y espumosa, extiéndela sobre una esponja suave empapada en agua tibia y frótala por todo el radiador.

Por último, aclara varias veces y seca. El radiador quedará superlimpio y perfumado.

Radiadores de aluminio

Los radiadores de aluminio son muy resistentes y fuertes. Sin embargo, si no los cuidas con esmero, corres el riesgo de que se manchen de óxido por todas partes.

Para ello, debes elegir los productos adecuados para limpiarlos correctamente. Entre ellos, el zumo de limón y el vinagre.

Llena un pulverizador con agua y vinagre a partes iguales. A continuación, añade el zumo filtrado de 1 limón grande. Agítalo bien antes de usarlo.

Pulveriza generosamente la solución resultante directamente sobre el radiador o sobre un paño de microfibra y procede a la limpieza.

¡Verás que toda la suciedad desaparece!

Y ya está, ¡tu radiador ya está listo para afrontar la larga temporada de invierno!