Los mosquitos son insectos realmente molestos, sobre todo cuando los encontramos en nuestros hogares. Cuando empiezan a llegar las estaciones más cálidas, la presencia de estos diminutos insectos aumenta, sobre todo si además tienes muchas plantas en casa.
Los mosquitos, además de ser muy molestos, también pueden perjudicar el bienestar de las plantas, porque las hembras ponen sus huevos en el interior del suelo y una vez que las larvas han eclosionado comienzan a alimentarse de la planta empezando por las raíces.
Esto puede provocar un debilitamiento de la planta y en algunos casos incluso su muerte. Estos insectos se sienten atraídos por el suelo, especialmente si está húmedo y contiene materiales orgánicos en descomposición.
Incluso si el suelo es particularmente compacto, la presencia de altos niveles de agua en su interior puede ser un elemento de atracción para los mosquitos.
Para poder contrarrestar la proliferación de estos insectos existe un remedio fácil de hacer directamente en casa:
Primero hay que coger un film transparente y envolver toda la parte final de la planta, incluida la maceta, y asegurar todo con un hilo de lana.
Coge unas medias viejas, córtalas y pasa la maceta hasta la parte final de la planta, dentro de las medias. Asegure todo bien con un hilo de lana y también haciendo un nudo al final de las medias.
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Además de este vendaje casero, también es necesaria una correcta limpieza de las plantas, y para hacerlo de forma natural puedes ayudarte de zumo de limón diluido en agua.
Después de crear esta mezcla, moja un paño en ella y escúrrelo bien. Posteriormente puedes frotarlo sobre todas las hojas de tus plantas, mediante pasos delicados y precisos, para no dejar fuera ninguna parte.
Otro procedimiento importante para limpiar y facilitar la eliminación de mosquitos es la poda, que permite retirar las partes de las plantas que ya están infestadas, evitando así una mayor contaminación.
Como decíamos antes, uno de los motivos que atrae a los mosquitos es la humedad, por eso mismo es fundamental saber dosificar el riego y por tanto dar agua sólo cuando la capa superficial del suelo esté completamente seca.
Por último, recuerda no dejar agua estancada y vaciar periódicamente los platillos de tus plantas.