El jengibre (Zingiber officinale) es una planta tropical de raíces aromáticas y propiedades medicinales muy valoradas. Lo mejor es que puedes cultivarlo fácilmente en casa, incluso sin jardín. Además de proporcionarte una fuente constante de rizomas frescos, el jengibre produce flores espectaculares en tonos amarillos, rojizos o rosados que aportan un toque exótico y elegante a cualquier espacio.
En esta guía aprenderás paso a paso cómo plantar, cuidar y cosechar jengibre en casa para tenerlo siempre a mano.
1. Selección y preparación del rizoma
El jengibre se reproduce por su raíz, también conocida como rizoma.
Elige un trozo fresco de jengibre con varios “ojos” o yemas (pequeños puntos o bultitos de donde brotarán los tallos).
Consejos útiles:
- Opta por jengibre ecológico o sin conservantes que impidan la germinación.
- Lava bien el rizoma y déjalo en remojo con agua templada durante 24 horas antes de plantarlo para estimular su crecimiento.
- Córtalo en porciones de unos 3 a 5 centímetros, asegurándote de que cada trozo tenga al menos un brote visible.
2. Elección del recipiente y del sustrato
El jengibre crece de forma horizontal, así que requiere una maceta ancha y poco profunda, con un mínimo de 30 cm de diámetro y buen drenaje.
Mezcla ideal de sustrato:
- 50 % de tierra fértil o compost orgánico.
- 30 % de fibra de coco o turba.
- 20 % de perlita o arena gruesa.
Esta combinación mantiene la humedad adecuada y evita el exceso de agua, principal causa de pudrición.
3. Condiciones de luz y temperatura
El jengibre necesita luz indirecta y un ambiente cálido.
Coloca la maceta cerca de una ventana orientada al este o en un balcón luminoso, pero protegido del sol directo.
Temperatura óptima: entre 20 °C y 30 °C.
Si el clima es frío, conviene mantener la planta dentro de casa durante el invierno.
4. Riego y cuidados generales
Durante las primeras semanas, mantén la tierra húmeda, sin encharcar. Una vez que los brotes midan unos 10 centímetros, riega cada dos o tres días, asegurándote de que el agua drene bien.
Recomendaciones:
- Pulveriza las hojas si el ambiente es seco.
- Aplica compost líquido o fertilizante orgánico cada 2 o 3 semanas durante la fase de crecimiento.
- Retira hojas amarillas o secas para prevenir enfermedades fúngicas.
5. Floración del jengibre
Aunque se cultiva principalmente por su raíz, el jengibre puede florecer con el tiempo.
Las flores aparecen entre los 8 y 10 meses después de la plantación, cuando la planta se ha desarrollado completamente.
Sus flores en espiga, de colores brillantes, aportan belleza y un aroma suave, convirtiendo al jengibre en una planta ornamental además de útil.
6. Cosecha y almacenamiento
El jengibre está listo para cosechar entre los 8 y 10 meses después de la siembra.
Cuando los tallos comienzan a secarse, desentierra con cuidado parte del rizoma. Corta lo que necesites y vuelve a cubrir el resto con tierra.
Así, la planta seguirá creciendo y podrás disfrutar de una cosecha continua.
Si deseas reproducirla, corta un trozo del rizoma con un brote y plántalo en otra maceta.
7. Multiplicación y mantenimiento continuo
El jengibre se multiplica fácilmente. Basta con conservar algunos trozos del rizoma después de cada cosecha y replantarlos.
Cada nueva planta puede producir entre 500 y 800 gramos de rizomas frescos, lo que te permitirá tener una reserva constante de jengibre todo el año.
Con los cuidados adecuados —luz moderada, humedad constante y un sustrato aireado— tu planta vivirá varios años, florecerá periódicamente y te proporcionará tanto belleza como una fuente inagotable de salud natural.
