Las cenizas y el polvo son el lado desagradable de una chimenea encendida en invierno. Tras el calor de la chimenea, es hora de pensar en una limpieza a fondo. Y esto se aplica a todas las soluciones de calefacción existentes. Aquí tienes un consejo secreto que te ayudará a hacerlo sin romperte la cabeza.
Cenizas y polvo: elimínelos en un abrir y cerrar de ojos
Según los profesionales de la limpieza, es aconsejable forrar el interior de la chimenea con hojas de papel de aluminio para recoger las cenizas.
Una vez apagada la chimenea y comprobada la temperatura de las cenizas, puedes retirar la base.
También puedes formar una bola con papel de aluminio para limpiar las cenizas y el polvo. Procede correctamente por dentro y por fuera y ya está. Sólo queda pasar la aspiradora para eliminar los restos.
Concéntrate en los consejos naturales para una chimenea perfectamente limpia
Una vez que hayas desempolvado cuidadosamente la chimenea, puedes pasar al lavado. Necesitarás productos naturales y ecológicos que ya tienes en casa.
Aquí tienes los pasos a seguir:
- Vierte agua tibia en un barreño;
- Añade una cucharada de bicarbonato de sodio;
- Mezcla bien hasta que el polvo se haya disuelto;
- Sumerge el cepillo en la solución y limpia el interior de la chimenea;
- Aclarar bien y secar con un paño de microfibra;
- Para limpiar los cristales, aplicar un poco de vinagre de vino blanco en una esponja húmeda;
- A continuación, aplique otra capa de producto y aclare generosamente;
- Deje que el cristal se seque completamente;
Por último, no tire las cenizas, utilícelas como solución limpiadora para estufas y parrillas incrustadas.