A menudo te olvidas los huevos en la nevera y no sabes si todavía se pueden comer o no. Antes de tirarlos, comprueba si ya no están frescos. Aquí tienes 4 sencillos consejos para comprobar el estado de tus huevos.
La fórmula del observador: comprobar el embalaje
Comprobar el embalaje de los huevos puede ayudarte a saber si aún son comestibles. Para ello, hay que fijarse en la fecha de caducidad que figura en el envase. Esta fecha corresponde a un periodo de 28 días después del día de la puesta.
Si se supera la DDR, los huevos pueden consumirse hasta 4 semanas más si su cáscara permanece intacta y los huevos no se han lavado.
La fórmula de la abuela: remojar el huevo
Gracias a la DCR, te has dado cuenta de que tus huevos aún son comestibles, ¡pero sigues queriendo comprobar su frescura! Utiliza este truco de abuela para saber lo fresco que está un huevo. Sólo necesitas un recipiente grande lleno de agua fría con sal. Si el huevo permanece en el fondo del recipiente, está perfectamente fresco y, por tanto, se puede comer.
Si flota en el centro, el huevo no es realmente fresco, pero sigue siendo comestible. Este tipo de huevo debe comerse rápidamente. Si el huevo está flotando en la superficie del agua, su frescura deja mucho que desear y debe desecharse.
La manera difícil: cascar el huevo directamente
Si quiere saber si un huevo ha caducado, utilice el método difícil: ¡rompa el huevo! Si el huevo desprende un olor sospechoso después de romperlo, aunque la cáscara esté intacta, su frescura ya no está garantizada. La única opción es tirarlo.
El método práctico: escuchar al huevo
Si su huevo ha caducado, adopte este método práctico pero suave: escúchelo. Para ello, basta con agitar ligeramente el huevo contra el oído. Si el huevo emite un pequeño sonido en su interior, significa que ya no está fresco. Si, por el contrario, no se oye ninguna resonancia, está claro que el huevo sigue fresco y se puede comer.
