La lista de tareas domésticas es tan larga como su brazo. Con la rutina diaria, algunas tareas dejan de considerarse prioritarias. Y, sin embargo, los muebles de cocina son un elemento que requiere un mantenimiento y una limpieza regulares para conservarlos el mayor tiempo posible. Así que si tienes un poco de tiempo libre, pon la limpieza de los muebles de cocina en tu lista.
Para que esta tarea sea todo un éxito, aquí tienes 5 técnicas rápidas y eficaces para que tus muebles de cocina brillen sin estropearse.
Limpia tus muebles con un paño limpio
Para limpiar tus muebles de cocina correctamente, utiliza un paño suave o un cepillo. Limpie los muebles intentando llegar a los lugares de difícil acceso para eliminar el polvo. Las pequeñas partículas de polvo se depositan muy rápidamente y son especialmente invisibles.
Bicarbonato sódico para limpiar muebles
Esta solución natural es adecuada para todo tipo de muebles de cocina, excepto los de madera. Para este método, mezcle agua con bicarbonato de sodio. Coge un paño de microfibra y empápalo en la mezcla. Frota suavemente tus muebles con el paño húmedo.
Jabón para muebles limpios
Este es un truco sencillo y fácil de hacer. Utiliza jabón diluido en agua. A continuación, utiliza un paño para limpiar ligeramente los muebles con la mezcla resultante. Termina con un paño limpio y seco.
Vinagre de manzana para dar brillo a tus muebles
El vinagre de sidra es famoso por su capacidad para combatir las bacterias y el moho, pero también es un ganador indiscutible cuando se trata de dar brillo a los muebles. Para ello, pon una pequeña cantidad de vinagre de manzana en un paño o trozo de tela y frota las superficies de tus muebles. En unas pocas pasadas, verás cómo quedan limpios y brillantes.
Consejos a evitar
Para limpiar bien tus muebles de cocina, debes evitar el uso de los siguientes productos. En primer lugar, la lejía, que daña los muebles de madera. Si tus muebles son de aluminio, acero o madera, nunca utilices acetona, amoniaco o alcohol, que sólo dañarán el material. En cuanto a las superficies de cristal o acero, evita las sustancias abrasivas, las cremas y las bolas de hierro.