Hay lugares en una casa que muchas veces se ignoran a la hora de limpiar , pero que es necesario higienizar adecuadamente al menos una vez al año. Veamos juntos cuáles son y, sobre todo, cómo proceder con este tipo de tareas del hogar.
Empecemos por las mosquiteras , muy útiles en verano para evitar que se cuelen invitados no deseados en nuestra casa, menos en invierno, cuando naturalmente hay menos insectos. Es natural que el polvo y diversas suciedades se depositen en la densa malla , por lo que se debe limpiar a fondo. Para ello podemos utilizar un limpiador a vapor, que disparado directamente contra la mosquitera eliminará todo el polvo. Alternativamente o además, podemos pulverizar una mezcla hecha con agua, vinagre blanco y unas gotas de detergente para platos y luego limpiar con un cepillo o un paño húmedo.
Luego están los tiradores de las puertas, ventanas, armarios y cajones. Sin darnos cuenta los tocamos todo el tiempo y por eso se encuentran entre los lugares más llenos de bacterias de la casa. Además de limpiarlos e higienizarlos en la superficie, al menos una vez al año conviene desenroscarlos, desmontarlos, limpiarlos, quitarles el polvo y finalmente volver a montarlos.
Cómo olvidarnos de las juntas entre baldosas , en las que es inevitable que se deposite suciedad y que, a la larga, se volverán negras. Evidentemente existen infinidad de productos adecuados para limpiar y blanquear esta zona de la casa, pero si queremos trabajar respetando el medio ambiente y no correr el riesgo de intoxicarnos, la solución más útil es la del vaporetto . Monte la boquilla con el extremo más delgado en el limpiador y apúntela directamente a las juntas.
Por último, pero no menos importante, el desagüe del fregadero de la cocina . Los residuos de aceite, grasa, comida y jabón se acumulan en la entrada del desagüe del fregadero o inmediatamente debajo y generan malos olores, además de obstrucciones y proliferación de gérmenes y bacterias potencialmente dañinas. En este caso, si la situación ha llegado a un punto crítico, no queda otra solución que desmontar el desagüe, retirar todo lo posible con ayuda de guantes y papel absorbente y terminar con la ayuda de un desengrasante potente y un desinfectante. Durante las operaciones colocamos un balde o palangana debajo del sifón para recoger el agua, líquidos y residuos que inevitablemente se escaparán.